Ups... Qué despiste, el TDAH en adultos
Todos sabemos más o menos en qué consiste el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Y es que, en los últimos años, cada vez más niños y niñas son diagnosticados. Pero… si hay tantos niños con TDAH… también habrá adultos, ¿no?
Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
Efectivamente, alrededor de dos tercios de los niños y niñas diagnosticados se convierten en personas adultas con TDAH. En estos casos, las personas con TDAH en la vida adulta pueden experimentar un impacto importante a nivel funcional e incluso clínico.
Comencemos por definir en qué consiste el TDAH. Como sus siglas indican, consiste en un Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad. Es decir: se puede presentar solo uno de los aspectos (el déficit de atención o la hiperactividad), pero también se puede presentar combinado. La prevalencia en niños es de entre el 4 y el 12% (ya veis que la cifra varía mucho…), mientras que en adultos es de entre el 3 y el 5%. Entonces… ¿dónde está el resto de niños y niñas? Pues sí: con el adecuado tratamiento y medicación, el TDAH mejora hasta el punto de prácticamente desaparecer su sintomatología.
El origen del TDAH es principalmente genético, aunque algunos factores ambientales pueden influir en su mejora o empeoramiento. Si tienes TDAH, muy probablemente alguno de tus progenitores lo tenga también. Es muy común, cuando los padres y madres traen a sus hijos e hijas, oír en consulta “yo de pequeño/a era igual”…
Pero la sintomatología en adultos varía respecto a la de los niños:
Sintomatología en adultos: déficit de atención, inquietud, disfunción ejecutiva e impulsividad
Los adultos suelen presentar más sintomatología de déficit de atención con respecto a la hiperactividad, que se suele presentar más bien como inquietud motora, habla en exceso y en voz muy alta. Suelen tener olvidos, encontrar dificultad para focalizar y mantener la atención. También existe una disfunción a la hora de organizarse, planificar tareas y terminar proyectos. Por último, puede estar presente una elevada impulsividad: llevan a cabo conductas temerarias, interrumpen, sufren adicciones y problemas para gestionar las emociones.
Puedes tener TDAH si…
Deficit de atención
- Pierdes objetos con frecuencia
- Olvidas eventos importantes como reuniones o citas
- Te distraes, cambias de tema con frecuencia
- No eras bueno en el cole.
- No te adaptas bien a un entorno académico
- Trabajas muy rápido y te equivocas en detalles
Problemas de organización y planificación
- Te resulta difícil cumplir con los plazos
- Se te echa el tiempo encima
- El multitasking no es lo tuyo
- No se te da bien planificar
- Te atascas en los detalles
Problemas de impulsividad
- Sufres cambios de humor frecuentes
- Te sacan de quicio rápidamente y pierdes el control de la ira
- Pasas de leer las instrucciones (te resulta complicado seguirlas)
- Interrumpes a los demás cuando hablan
- Empiezas muchos proyectos, pero no los acabas
- Llevas a cabo conductas temerarias: conducción temeraria, sexo sin protección, etc.
Todos podemos pasar por estos síntomas en algún punto de nuestras vidas, por ejemplo, si pasamos por un evento estresante, podemos sufrir falta de concentración, cambios de humor, etc. Pero si tu familia te recuerda desde siempre como despistado, inquieto e impulsivo…
El TDAH en adultos presenta una elevada comorbilidad, es decir, se da en muchas ocasiones al mismo tiempo que otros trastornos como la depresión, el trastorno bipolar, la ansiedad o el consumo de sustancias. Tienen más probabilidades de ser despedidos, de sufrir accidentes de tráfico, de sufrir trastorno por abuso de sustancias.
EL TRATAMIENTO DE ADULTOS CON TDAH
El tratamiento más acertado sería una combinación de fármacos y psicoterapia adaptada a su situación particular. Los fármacos que se suelen administrar son psicoestimulantes. ¿Cómo? ¿Cómo me van a estimular más, si ya “estoy hiperactivo”? Pues porque el problema del TDAH es que el Sistema Nervioso Central está “hipoactivado”, y los psicoestimulantes aumentan la dopamina en áreas afectadas como el lóbulo frontal (a cargo de la organización y control de la impulsividad) y los ganglios basales (a cargo del movimiento).
La terapia cognitivo conductual suele dar buenos resultados, así como el mindfulness para mejorar la atención:
- Aprende técnicas de organización del tiempo (como la técnica Pomodoro: 25 minutos de trabajo y 5 minutos de descanso, así evitamos la fatiga).
- Cuida tu descanso: establece una rutina de descanso, durmiendo al menos 7 horas, quizás practicando la meditación o yoga suave para conciliar el sueño.
- Trabaja tu impulsividad: xxx
- Practica el mindfulness para mejorar la atención: por ejemplo, cuando comas, hazlo sin móvil, ni televisión. Saborea y huele la comida, siente su textura, concéntrate en las emociones que te embargan cuando comes.
- Conoce lo que te pasa: infórmate e informa a tus familiares y amigos de qué síntomas sufres y la relación que tienen con tu trastorno. La información es de por sí terapéutica.
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