Miedo al fracaso
Hablamos sobre el miedo al fracaso, uno de los tabúes más comunes en la sociedad moderna, que con su frenético ritmo de superación y competición nos hace cuestionarnos nuestras propias habilidades. Desarrollaremos en este artículo sus características, causas y recomendaciones para tratarlo.
¿Tienes miedo al fracaso?
Para inaugurar el blog de psicología, he elegido tratar uno de los obstáculos que me frenaron en mi carrera profesional como psicóloga durante muchos años: el miedo al fracaso. Esa voz interior que nos dice que no vamos a conseguirlo, que las consecuencias de nuestro error serán inconmensurables, irremediables y catastróficas, y no nos podremos recuperar de ello... Así que, mejor no intentarlo. Total, igual estamos bien como estamos. ¿Te ha pasado alguna vez? ¿Has sido también víctima de tu propio autosabotaje?
¿Qué es el miedo al fracaso?
El miedo al fracaso (o atiquifobia… ¿sabías que se llamaba así?), es un miedo desproporcionado a cometer errores, una valoración exageradamente negativa de la situación, de nuestras habilidades para afrontarla y de las consecuencias, a la que sigue la evitación de la situación. No tenemos por qué estar hablando de un gran cambio profesional, o del lanzamiento de nuestro libro, ni siquiera de presentarnos a un examen (que también puede causar mucho estrés y miedo a algunas personas). Se puede tratar de tareas tan cotidianas como asistir a una clase en el gimnasio, o probar una nueva receta para unos amigos.
El fracaso se percibe como un error irremediable, como un fallo a sí mismo y a los demás. Frente a esta percepción, se produce una gran activación emocional negativa, que conduce a una respuesta de evitación o procrastinación para aplacar nuestra angustia.
Intervienen por tanto varios factores:
- Cognitivos: la interpretación (más o menos ajustada) que realizamos de la situación y de nuestras habilidades para afrontarla, así como la anticipación de las posibles consecuencias, en su mayor parte, negativas y catastróficas.
- Emocionales: una respuesta emocional negativa frente a la posibilidad de cometer un error y sus consecuencias.
- Conductuales: una respuesta de evitación de la situación.
Existe una visión distorsionada de nosotros y nosotras mismas: no tengo las herramientas necesarias para afrontar el obstáculo. A continuación, se emite un juicio de valor negativo: voy a fracasar y, por tanto, yo seré un fracasado (ojo: nos identificamos con la posible consecuencia). Evitamos la ansiedad que nos genera este pensamiento evitando la situación: mejor ni lo intento. Lo cual genera una gran frustración.
Causas del miedo al fracaso
El miedo al fracaso, como cualquier otro tipo de miedo, puede provenir de muchas fuentes dependiendo del individuo. La investigación muestra sin embargo que hay algunos factores comunes en quienes lo padecen.
Por una parte, tras el miedo al fracaso, se esconden numerosas distorsiones cognitivas:
- Piensas que puedes adivinar el futuro realizando predicciones negativas, muchas veces como una baja tolerancia a la incertidumbre (“seguro que me sale mal”).
- Tiendes a un pensamiento dicotómico “todo o nada” (“o me catapulto a la fama, o me hundo en la miseria”).
- Exageras las posibles consecuencias negativas de tus actos (“seguro que mis amigos me van a dejar de hablar”).
- Además, suele darse una excesiva importancia a la opinión de los demás, que conduce a la evitación de situaciones en las que podemos exponernos a críticas.
Hay unas expectativas poco ajustadas de sí mismo y los demás, excesiva autocrítica y sentimientos de culpa que afloran tanto ante la posibilidad del fracaso, como tras la conducta de evitación.
Se suele dar una baja autoestima o baja confianza en nuestras capacidades y recursos, que identificamos como deficientes, probablemente porque tomamos como referente una o varias experiencias pasadas en las que no conseguimos el resultado deseado y la magnificamos, o hemos tenido experiencias de educación muy estrictas y con altas exigencias.
¿Qué podemos hacer para superar el miedo al fracaso?
- Primero de todo: redefine el concepto de fracaso. Si algo no sale como esperabas, puede ser una oportunidad para aprender: cómo lo he hecho otra vez, qué podría hacer distinto a la próxima, qué factores externos han podido intervenir…
- Muy importante: tú no eres tus errores, al igual que no eres tus pensamientos o tus conductas. Errar no te convierte en un fracasado, eres un ser humano complejo.
- Establece metas realistas: trabaja los objetivos a corto y largo plazo, ponte objetivos de consecución en lugar de objetivos de prevención. Y recuerda: los objetivos siempre pueden reajustarse.
- Trabaja tu autoestima: tu percepción de ti misma, tus puntos fuertes, tú no eres el resultado de tus acciones. Aprende a ajustar las expectativas que tienes de ti.
- Trabaja tus distorsiones cognitivas: la perfección no existe, los errores no son determinantes, ni suponen una amenaza para nuestra superviviencia.
- Aprende estrategias de afrontamiento al estrés: ejercicios de relajación, aumento de la resiliencia frente a la adversidad, etc.
Si este miedo te incapacita en tu vida diaria o te genera un gran malestar, pide ayuda a un profesional o una Psicóloga en Sevilla.
Y recuerda: si da miedo, ¡hágamoslo con miedo!